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Unción de Enfermos

El sacramento de la unción de los enfermos es un acto litúrgico por el cual un presbítero signa con óleo sagrado a un fiel en razón de encontrarse enfermo, en edad avanzada o en peligro de muerte. Con esta acción se significa que se le concede al enfermo o al anciano una gracia especial, eficaz, para fortalecerloreconfortarlo en su enfermedad, y prepararlo para el encuentro con Dios. Al igual que los demás sacramentos, la unción de los enfermos fue instituida por Jesucristo quien, según los textos neo testamentarios, hizo participar a sus discípulos de su ministerio de compasión y de curación:

Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. Evangelio de Marcos 6:13

Se suele indicar un pasaje de la carta de Santiago como contexto de la función y efectos del sacramento:

¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados. Epístola de Santiago 5:14-15

Efectos del sacramento de la Unción

  • Un don particular del Espíritu Santo. La primera gracia es de consuelo, paz y ánimo para vencer las dificultades propias de la enfermedad o la fragilidad de la vejez. Es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno, como el desaliento y la desesperación.
  • El perdón de los pecados. Se requiere además el arrepentimiento y confesión de la persona que recibe el sacramento.
  • La unión a la Pasión de Cristo. Se recibe la fuerza y el don para unirse con Cristo en su Pasión y alcanzar los frutos redentores del Salvador.
  • Una gracia para la Iglesia. Los enfermos que reciben este sacramento, uniéndose libremente a la Pasión y Muerte de Jesús, contribuyen al bien del Pueblo de Dios y a su santificación.
  • Una preparación para el paso a la vida eterna. Este sacramento acaba por conformarnos con la muerte y resurrección de Cristo como el bautismo había comenzado a hacerlo. La Unción del Bautismo sella en nosotros la vida nueva. La de la Confirmación nos fortalece para el combate de la vida. Esta unción, ofrece un escudo para defenderse de los últimos combates y entrar en la Casa del Padre.

 

RITO DE RECEPCIÓN DE LOS SANTOS ÓLEOS

 

Después de la procesión de entrada en la que se llevan dignamente las crismeras, se hace el saludo presidencial y, a continuación, omitido el rito penitencial, el sacerdote dice:

 

Hermanos: al recibir hoy con gozo aquí en nuestra parroquia los óleos santos recién bendecidos por nuestro obispo, bendigamos al Señor que se ha dignado ofrecernos sus dones y derrama incesantemente su Espíritu sobre el pueblo que ha rescatado con la sangre de Cristo derramada en la Cruz.

 

Luego muestra al pueblo la vasija con el óleo para los enfermos y manteniéndola un poco en alto dice:

 

Óleo para la Unción de enfermos.

Señor Dios, Padre de todo consuelo, que has querido sanar todas las dolencias y padecimientos de los que sufren por causa de la enfermedad por medio de tu Hijo, Jesucristo: escucha con amor nuestra acción de gracias por este óleo que has enriquecido con tu bendición para aliviar y fortalecer nuestro cuerpo y nuestro espíritu.

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

       o también

      Por siempre yo cantaré tu nombre, Señor.

A continuación, toma la vasija del óleo de catecúmenos y la eleva para mostrarla al pueblo y dice:

 

Óleo de catecúmenos.

Señor Dios, fuerza y defensa de tu pueblo, que has hecho del aceite un signo tangible de vigor y ánimo para el hombre y te has dignado fortalecer y alentar a cuantos catecúmenos son ungidos con este santo óleo para que conozcan más profundamente las realidades divinas, vivan con autenticidad el Evangelio de Jesucristo y se sientan alegres de pertenecer a tu Pueblo santo. Acepta nuestra acción de gracias y concédenos ver aumentar en número y en santidad la familia de hijos de Dios por el Bautismo.

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

       o también

      Por siempre yo cantaré tu nombre, Señor.

Por último, toma la vasija del Santo Crisma la eleva y mostrándola al pueblo dice:

 

Santo Crisma.

Señor Dios, autor de todo crecimiento y de todo progreso espiritual: recibe complacido nuestra alabanza y acción de gracias que gozosamente, por nuestro medio, te dirige la Iglesia. Tú eres el Dios clemente y compasivo que te has dignado bendecir y santificar este óleo al que llamamos Crisma en honor de Cristo, tu Hijo; en él has querido infundir la fuerza del Espíritu Santo para consagrar con su unción todas las cosas y transformar a las personas llevando así a plenitud tu obra en el mundo. Haz que por este óleo santo y sagrado se acreciente tu Iglesia, pueblo sacerdotal, y se propague a través de sus miembros por todo el mundo el suave y buen olor de tu Hijo, Jesucristo, al que sea dado por siempre todo honor y toda gloria.

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

       o también

      Por siempre yo cantaré tu nombre, Señor.

Omitido el rito penitencial, se hace ahora la oración colecta de la Misa del día.